Elogio de un dibujo

“Mama, papá, mirad lo que he pintado”. Cuando nuestro hijo es pequeño, ¿Cómo no decir que el dibujo es “bonito”?. Pero, ¿es realmente bonito?, o ..... ¿lo que queremos es reforzar su conducta?. Si nuestro objetivo con la frase “es bonito”, es aplaudir la labor, existe una forma más eficaz de hacerlo. 


Elogiar no debería ser sólo evaluar el resultado y cerrarlo en un único adjetivo. Tampoco tendría que consistir en aumentar el número de calificativos o de hacerlos superlativos. Lo que realmente hace a un niño sentirse halagado, es expresar lo que vemos y sentimos. Es mucho más fácil calificar algo de “estupendo” que mirarlo atentamente, experimentarlo y describirlo en detalle.

Cuando empezamos describiendo lo que vemos, ya estamos deteniéndonos en observar su obra. “¡Oh! Veo que has utilizado una gran gama de colores, y que, con estos círculos, la composición queda muy organizada”. Con esta descripción, por muy difícil que nos pueda parecer hacerla, transmitimos al niño que realmente “vemos” y nos damos cuenta de lo que ha hecho, y además de que somos capaces de describirlo.

Si a la descripción, además somos capaces de añadir lo que sentimos, el efecto halagador será aun mayor. Nuestro hijo sentirá que su obra ha tenido un impacto emocional en nosotros, y eso le hará sentirse más orgulloso. No sólo lo hemos mirado, además lo hemos sentido. “Que alegría siento al ver esta mezcla de colores, la verdad es que es una composición que me transmite mucha paz”.


El ejemplo inicial es un dibujo infantil, pero podemos generalizarlo a cualquier conducta. “Veo que has recogido todas las construcciones. ¡Como me gusta estar en tu cuarto así!”. “Te has puesto solito los zapatos y apretado el belcro fenomenal. ¡Me encanta ver lo autónomo que eres ya!”. “Hoy has abierto la tapa del yogurt de forma minuciosa y haciendo esfuerzo con los dedos. ¡Me siento muy orgulloso de ver como te esfuerzas!”. Existen muchos ejemplos más que, por supuesto, han de adaptarse a la edad y la capacidad de cada niño. Es sólo cuestión de practicar esta teoría en todas las ocasiones en las que podamos.


Elogiando a nuestros hijos de esta forma, lo que hacemos es observar, escuchar y fijarnos con verdadero interés, para luego decir en voz alta lo que vemos y los que sentimos. Dado que estamos hablando de la autoestima de nuestros hijos, merece la pena detenernos y darles el tiempo necesario, para que ese elogio deje una auténtica impronta que le acompañe toda su vida.

1 comentario:

  1. Todos los padres queremos que nuestros hijos crezcan felices y tengan buena autoestima, aunque a veces no sabemos si somos demasiado flexibles o si les estamos presionando demasiado. Cómo bien dices si un niño nos enseña un dibujo, lo miraremos más o menos, según el momento y el tiempo que tengamos, pero seguro todos diremos ¡ Qué bonito! , y realmente verbalizar lo que vemos y expresarlo de esta forma, hará que el niño se sienta satisfecho ya que tiene nuestra atención de una manera más afectiva, más especial. Ya que estamos contando lo que vemos y lo que sentimos...y eso es mucho más constructivo que decir lo bonito que es....Es necesario reflexionar sobre estos pequeños detalles que son los que poco a poco construyen una imagen positiva de uno mismo.

    ResponderEliminar