“Duérmete pronto que si no los Reyes no vienen”


La noche de Reyes es la noche más mágica. Está llena de recuerdos y de emociones; de pequeños rituales familiares que unen el pasado de niña y el presente de adulta, haciendo de esa noche, la más mágica.

Recuerdo elegir los zapatos que pondríamos a los Reyes. Era un símbolo de cada uno de nosotros y merecían una especial atención. Los más importantes para mí eran sin duda los que elegía para mi madre. Para una niña, los zapatos de una madre tienen algo mágico. Son elegantes, refinados y exquisitos, y  suenan especiales cuando ella los lleva. Hacen que sea alta y guapa como una princesa, realmente para mi eran los zapatos que ella debería llevar siempre. Junto con  esos tacones de reina, estaban mis simples zapatos de niña, los elegantes zapatos de mi padre y los zapatitos de mi hermano. Alineados, lustrosos y perfectos, los dejábamos junto a la ventana.
Otro ritual de la noche era la bandeja de los Reyes. Era igualmente bonita; la más exquisita que hubiera en casa, con servilletas de hilo, copas de cristal tallado y platitos de porcelana. Todo dispuesto sobre la mesa del salón; agua y polvorones para los exhaustos Reyes, leche y azúcar para los también cansados camellos.
El salón recogido,  los zapatos perfectos y la bandeja en su sitio, significaba que nos teníamos que ir a la cama. “Dormiros pronto que si no los Reyes no vienen”. Jacobo y yo cerrábamos los ojos muy fuerte para dormir rápido y que llegaran antes. Con el cosquilleo de querer mirar para verlos, pero la absoluta creencia de que si los veíamos, no vendrían. Por la mañana, siempre era mi hermano el que venía como loco, “¡¡¡Jacinta, han venido los Reyes!!!”. Íbamos corriendo al cuarto de mis padres que, increíblemente ¡seguían durmiendo!, no entendíamos como podían tener sueño a las seis de la mañana…. ahora agradezco que Roberto y Miguel sean un poco más dormilones.
Juntos los cuatro, íbamos hacia el salón. Recuerdo la puerta del salón de mi casa. Las vidrieras traslúcidas por las que se intuían los colores de los envoltorios. Abrir la puerta del salón, cuando han llegado los Reyes, es una sensación difícil de describir. No recuerdo ningún regalo especial, pero si los globos, caramelos y chucherías que había por todas partes. Los grandes paquetes y los pequeños regalos, y mi hermano, como loco, abriendo todo sin orden alguno. El excalestric, los legos, la ropa, las muñecas, los libros… y al final: el roscón con chocolate. Ahora tomamos roscón más a menudo, pero cuando yo era niña, sólo lo tomábamos esa mañana. Ese dulce exquisito con chocolate caliente es para mí un recuerdo imborrable de sabor y aroma.
Ahora mi posición en esa anoche es diferente. Seguimos eligiendo los zapatos, colocando la bandeja, ordenando el salón, pero soy yo la que al llevar a dormir a Miguel y a Roberto, les recomiendo “Dormiros pronto que si no los Reyes no vienen”. Eso sí, al irme a la cama, más cansada que de niña, pero con el mismo cosquilleo, escucho a mi madre diciendo “duérmete pronto que si no los Reyes no vienen”.

Jacinta Rodríguez

3 comentarios:

  1. Sin duda la noche de hoy es una noche mágica, especial, aunque a muchos adultos se nos olvida pronto la magia de este día... Desde aquí, y aprovechando las palabras de Jacinta me gustaría invitar a todos los que leéis este blog a que no tengáis miedo de sacar ese niño que aún conservamos y al ir a la cama esta noche, antes de dormir cerremos los ojos con la misma intensidad que de pequeños lo hacíamos al pedir un deseo y pidamos a los Reyes algo para este año. Eso sí, no debemos ser ambiciosos, una sonrisa de nuestros hijos al despertar, de nuestra pareja, un "buenos días" de la vecina con el que nos cruzamos cada día en el descansillo al ir a al trabajo, una carcajada de grupo de amigos que charlan espontáneamente y que invita a acompañarla, un rayito de luz tras la copa de los frondosos arboles que invita a pensar en las maravillas que se ocultan tras ellos, la buena compañía de seres queridos... Esas cosas que sólo dejando que fluya ese niño que tenemos dentro podemos valorar, y como dice Jacinta el cosquilleo es señal de que algo de entonces quedará. Creed y algo mágico pasará...

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  2. Cuando leo lo que has escrito me veo completamente reflejada. Para mí la fiesta de Reyes es, sin duda, la más bonita de la Navidad... Disfrutémosla como se merece!! Muchos besos! Almudena

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  3. Con lo que has escrito, me has trasladado a mi casa de cuado era pequeña, a mi salón, con mis dos hermanos y los pijamas puestos... mirando con los ojos como platos los regalos que los Reyes nos habían dejado junto a nuestros zapatos... Apenas podíamos esperar a que despertaran nuestros padres...Siempre nos pasábamos un buen rato intentando adivinar qué nos habrían traido mientras mirábamos la forma de los paquetes.

    ¡Gracias por evocar momentos tan bonitos de nuestra infancia!.

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