Cuando un niño cumple dos años, se tiende a creer que se ha
hecho mayor de golpe; que ya no necesita chupete para dormir, ni biberón en el
desayuno y, por supuesto, está listo para quitarse el pañal, pero no siempre es
así, e incluso puede estar preparado para una cosa y no para la otra.
Nos vamos a centrar en el control de esfínteres, que es algo
de lo que todo el mundo habla pero…. ¿qué es en realidad? “Es el control voluntario y
consciente de la vejiga y el recto”. Esto implica, por tanto, que ha de
haber conocimiento y voluntad para poder controlar; que no depende del azar; que
el control ha de ser continuo en el tiempo, y que no solo tiene
que controlarse la orina, también las heces, que es algo más complicado.

- A nivel motor, tiene que haber una maduración fisiológica y de musculatura, su cuerpo tiene que estar físicamente preparado.
- A nivel cognitivo, neuronal e intelectual, tiene que ser capaz de entender lo que supone el reto y lo que supone controlar el esfínter. Igualmente, tiene que tener un nivel de lenguaje importante, tiene que entender los mensajes verbales, ser capaz de anticipar.
- A nivel emocional, es muy importante que se sienta cómodo y seguro para afrontar este nuevo reto.
Lo que si podemos hacer es reforzar cualquier avance y tener
mucha paciencia.
En la escuela es fácil crear una rutina en torno al aseo y
según van haciéndose mayores van siendo más autónomos y van reclamando el
derecho a hacer las cosas solos. Se lo debemos permitir ya que así se sentirán
más mayores y así aumentará su autoestima. También en la escuela les
presentamos este reto a través de cuentos e imágenes motivadoras, les dejamos
que se familiaricen con los orinales y les motivamos diariamente. Normalmente
se motivan unos a otros, y siempre que hay un pequeño avance lo reforzamos.
Vosotros, podéis comenzar a ofrecer que se sienten a la hora
del baño, cuando tienen alrededor de 22 meses, que ya son lo suficientemente
capaces de entender lo que les pedimos y tienen una autonomía bastante
desarrollada. Al principio, la mayoría prefieren el orinal, es más estable y os recomendaríamos que utilicéis uno sin ningún tipo de distractores, además, que
siempre este en el mismo sitio, es decir en el baño, no que vaya por la casa de
un lugar a otro. En casa también podéis reforzar los avances utilizando refuerzos
materiales o sociales; mejor los sociales, una alabanza pública, chocar
los cinco o un abrazo...pero si alguna vez utilizáis refuerzos materiales, es
importante no amenazarles ni chantajearles. Hay niños que sólo se quieren
sentar por el privilegio que consiguen ya sea un juguete, un caramelo o
chocolate y esto no es efectivo, mientras que el refuerzo social siempre
funciona y le ayudará a mejorar su autoestima. También podéis servir de modelo,
si no sois pudorosos, ya que, aunque es algo íntimo, "todo el mundo lo hace". Procurar
igualmente no tratar sus deposiciones como algo sucio, para algunos es algo que
les pertenece y les puede ofender.
Cuando ya se ha conseguido el control diurno de forma
definitiva, se quita el de la siesta y después el de la noche. El de la noche
es más complicado y suele ser un año después ya que ser capaz de controlar
estando dormido es mucho más complicado y no tiene sentido despertarle para que
vaya al baño, es el niño el que tiene que controlar. Éste no es nuestro reto.
En términos generales es importante que no tengáis prisa, ni
os agobiéis porque todos los niños acaban controlando, sólo hay que ser
paciente y esperar a que estén preparados.
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